martes, 6 de septiembre de 2011

Quince.

Era una foto, pero estaba en negro, no había nada más. No había personas ni figuras ni nada... Nada.
Decidí que no pensar sería lo mejor y la guardé en el sobre, me levanté dejé la carta que mandaría en la mesa de la cocina y subí a mi cuarto a guardar la de Marcos.
Los días pasaron y al fin llegó el sábado, y con él volvían Ane, Aitor y la más esperada de todos, mi prima Naiara.
Estuvimos toda la mañana nerviosas, tanto Marta como yo.
La queríamos mucho, y la extrañaba más que los demás, era mi gran apoyo... mi mejor amiga y me comprendía a la perfección––la mayoría de las veces––.
Comimos, cansadas de esperar... Y justo cuándo estaba lavando los platos se escuchó un ruido fuera, como unas llaves cayéndose y muchas risas.
Me sequé las manos, me dirigí a la entrada corriendo para abrirles justo a tiempo y lanzarme a darle un abrazo a ella. 
Naiara no había cambiado en este último mes, estaba igual de pija y guapa que siempre, la miré y le sonreí... Pero ella no estaba tan contenta, su sonrisa era cansada y forzada.
Me hizo subir a ayudarla a deshacer las maletas.
Le estaba guardando chalecos cuándo finalmente me decidí a preguntarle que era lo que la tenía así.
- ¿Qué te ocurre Nai? ––le pregunté sentándome en su cama, que tenía una corcha rosa.
- Nada ––contestó secamente, fijé mi mirada en ella.
Respiré fuertemente, no me contaría nada deducí. Aparté mi mirada de su rostro serio y seguí guardando ropa y cachibaches que Nai había traído de España.
- ¡Ainhoa, baja tenemos algo que decirte!  ––escuché gritar a mi hermana Ane desde abajo. Bajé por la escaleras a buen ritmo, sin prisa alguna, vi a mi hermana Marta subir las escaleras callada, muy seria... Había algo que no marchaba bien y se estaba haciendo notar dentro de la casa.
- ¿Qué ocurre? ––le pregunté a Ane sentándome en el sófa.
- Verás... tesoro... yo.. y Aitor... nos vamos a casar el mes que viene ––dijo al fin, me contemplaba con una agonía súbita.
- ¿Qué, qué? ––pregunté, la había escuchado pero algo dentro de mi tiraba para abajo, queriéndome hundir. Me levanté del sofá y fijé mis ojos en sus ojos, mis manos, mi cuerpo, mi rostro irradiaba odio, terror... asco.
- Ainhoa no montes un numerito por favor, ya eres bastante mayor para hacer las tonterías que haces de cría ––sus palabras eran como apuñaladas para mi, mi estómago y mi alma.
- Soy grande para esto, pero no se me toma en cuenta para nada, ¿verdad? Ni siquiera para un matrimonio ––rota los observé a los dos, me detuve más tiempo en él.
- ¡Basta ya! ––gritó Ane y esta vez me echó una mala mirada, como las que había temido que me dedicará toda mi vida.
Tan sensible como siempre fui, las lágrimas se escaparon por mis parpados y tuve que salir de la casa corriendo, intentando salvar algo de mi orgullo herido.
Pude ver de reojo como Marta se asomaba a la puerta y me llamaba, pero estaba demasiado furiosa como para pararme a hablar con ella.
Seguí corriendo, no sabía a donde iba, pero no quería parar.
Vi la playa a pocos metros de mi y me dirigí corriendo aún a ella, busqué las rocas donde rompían las olas y me senté encima de una de las más grandes. 
Observé al mar, como hacía siempre que iba, lo miré.... y comencé a llorar.... Odiaba aquello. Ane se iba a casar con Aitor, ya no había nada que decir lo que significaba aquello... Nunca se iría de mi casa, ahora podía decirse que era casi propietario de mi hogar... Seguiría mandándome a mi y a mi familia, y seguiría destrozando mi vida.
Si mis padres estubieran aquí... todo iría bien, estaba segura. Nada podría hacerme daño con ellos, los necesitaba tanto.
Necesitaba el cariño que solo una madre y un padre te pueden dar, los consejos de ellos, sus dulces voces... miré mi bolsillo. 
Llebaba encima el Ipod que me había regalado Justin Bieber, sin pensarlo dos veces lo conecté y escuché las canciones de mis padres, que tanto me relajaban... Pronto llegó una de sus canciones a capella intentando sonar lo más español posible... sonreí tontamente, comencé a cantarla y me relajé tanto que no me dí cuenta de que atrás mía había llegado alguien hasta que vi su sombra. Paré de cantar, me levanté angustiada.
Miré y era él, sonriéndome... tan guapo como la última vez que lo vi cuatro días antes, me fijé de nuevo en sus ojos en los que podría asegurar que me perdía, él me miró de arriba a abajo y me besó en la mejilla.
- Llevo días buscándote preciosa ––se sentó en la misma roca en la que antes yo había estado cantando.
- Que bien que me hayas encontrado entonces ––me senté a su lado, él me miro y acarició mi mejilla derecha, su sonrisa desapareció para convertirse en una mirada preocupada.
-¿ Qué te hace estar aquí sola y llorando? ––preguntó mirándome a los ojos.
- Nada.. ––respondí volviendo la vista al mar.
- ¿Siempre te encontraré en esta playa? ––preguntó con voz suave, volví a mirarlo... Sin saber por qué comencé a llorar y me escondí entre sus brazos.
No dijo nada solo dejó que lo abrazará y me envolvió entre sus brazos.
- Eh, pequeña... Esos dulces ojos no me gustan rojos, deja de llorar y cuéntame que es lo que te pasa –– dijo mirándome de frente... Mi corazón comenzó a latir fuertemente y no pude resistirme más. Lo besé... Sabía que no era nada bueno, pero lo besé... 
Soy débil, pensé pero no pude dejar de besarlo, no sabía que era lo que me pasaba con aquel chico, pero sin conocerlo me estaba volviendo loca... Lo miraba a los ojos y me perdía tontamente en ellos... 
Me aparté un poco y lo observé atentamente, él se mordió el labio y volvió a besarme me besó.
Después de aquel beso apoyé mi cabeza en su hombro y contemplé el mar de nuevo, esta vez más calmada, me dejé llevar por las olas, que rompían justamente debajo de nosotros.


El cielo empezó a oscurecerse, me levanté, él se levantó al igual que yo. Se puso una capucha y me agarró de la cintura.
Salimos de la playa y llegamos al paseo, me hizo girar quedando de nuevo frente a él y me besó con fiereza.
- No desaparezcas de mi vida, por favor... ––me rogó. Asentí y abracé su cuerpo.
- Dame tu móvil ––susurré. Él me lo entregó, apunté mi número y mi nombre al completo.
- Te llamaré ––me besó.
Lo miré una vez más y  lo solté. Comencé a caminar rumbo a mi casa, con la música puesta y casi llorando.
Llegué a casa y nada más entrar por la puerta Ane se acercó a mi preocupada. La miré de mala gana y subí a mi habitación sin decir nada.
Me eché en la cama y contemplé el techo más de una hora.. hasta que mi Iphone comenzó a sonar con un mensaje, lo abrí y lo leí rápidamente.
"Ainhoa, mañana a las 10:49 en las rocas, te voy a llevar a un sitio especial... ¡Ah! ... me gusta tu voz."
Justin... sonreí, pasar la tarde con él me había hecho muy feliz, y encima canté y no me corté nada delante de él... Había algo especial en aquel chico, estaba segura...
Estaba sumergida en mis pensamientos cuándo mi puerta se abrió sin previo aviso y una figura muy conocida entró por ella.
Me levanté rápido y le dediqué una mirada seria.

domingo, 4 de septiembre de 2011

Catorce.

 Miré para otro lado, buscando a Mery exactamente...
Cuándo la encontré ella también me estaba mirando sorprendida, se acercó corriendo. Nos miramos y nos tiramos encima de él. ¿Qué quién era? James el hermano mayor de Mery, mi ex-cuñado, un hermano mayor para mi y mi profesor de literatura. Si, si había estado con mi hermana Ane antes de que ella conociera a Aitor y lo dejará escapar. James era una de las mejores personas que podían haber en este mundo, a mi me trataba como si fuera su hermana menor, me cuidaba y muchas veces me ayudaba con problemas familiares.
Mery estaba llorando, hacía dos meses que no lo veíamos, se había ido a Londres a hacer algo de lo que yo no tenía ni idea.
- ¡Venga enanas, dejarme respirar! Mire para otro lado, buscando a Mery exactamente...–– dijo James soltándonos en el suelo. Le dediqué una sonrisa mientras veía como su hermana menor se quitaba las lágrimas de sus ojos con los puños.
- ¡Como te he extrañado! ––reí.
- ¡Y yo a ustedes enanas! –– dijo sonriendo.
––  Riiiiiiiiing ––  Sonó el timbre que decía adiós al recreo, hola cárcel para adolescentes.
James nos miró y llamó a Alex que andaba con Drake liándose en medio con todo el mundo pasando a su alrededor.
- Didle a los profesores que Mary y Ainhoa están haciendo un trabajo de literatura en lo que queda de clases –– dijo James a Alex sonriéndonos.
Nos sentamos en la cafetería y estuvimos hablando con él, contándole cotilleos y todo lo que nos había pasado en estos últimos meses, le reproché que faltó a mi cumpleaños y no conoció a mi prima Nai y él dijo que tenía una gran explicación y una sorpresa para mi.
Mery salió porqué estaba el que le gustaba en el recreo, tenía hora libre su clase o algo no sé y ella quería estar un rato con él de paso, y salió.
De repente a James se le cambió la cara y me miró serio, yo me pregunté que le pasaba pero esperé a que él hablará.
- Me fui a Londrés.. porque mi abuela la han operado del pulmón derecho, una operación muy complicada... que ha durado hasta ahora, puede que no sobreviva... y no sé como decírselo a Mery –– musitó mirando a la puerta que nos separaba del recreo.
- No se lo digas... –– le aconsejé.
- ¿Para qué preocuparla? Puede salir de esta –– murmuró.
- Si, puede salir de esta ––  le contesté.
- Tengo un amigo que busca una voz nueva, algo diferente... He pensado que podrías intentarlo, antes de que digas nada piénsatelo, grábate cantando y mandámelo... Tu hermana Ane siempre decía que tenías una voz encantadora y podríamos buscar un especialista que nos ayude en esto –– dijo James levantándose y dejándome sola en la cafetería.
Cantar... Era mi sueño, y el de mis padres... Pero no me salía la voz, no sabía que es a lo que le temía tanto pero me asustaba.
Una lágrima recorrió mi mejilla. Me levanté y fui al patio, me senté como si nada con Mery y estuvimos allí el resto de la hora hasta que tocó y finalizaron todas las clases de aquel día.
Esperé a Marta en el coche, llegó con Mike agarrados de la mano los dos, dándose besos y caricias.
Mike se despidió de mi hermana con otro beso y de mí con un gesto. Marta entró al coche, yo esperé fuera de él a Paula. 

Marta hizo de comer, aunque yo dejé el plato casi lleno. Cuándo ella se fue al salón a ver la tele como siempre, cogí la carta de Marcos, me senté en una silla y comencé a leerla.
" ¡Morena mía! Bueno aquí estoy con Noemi, ¿te acuerdas de ella verdad? pues verás como este año no hemos podido ir a tu cumpleaños, hemos pensado que unos cuantos podríamos ir una semana a Canadá y visitarte. Sería entretenido y tengo... tengo muchas ganas de verte Ainhoa. Podríamos comprarte una tarta y celebrar tus dieciséis otra vez. Te extrañamos, besos. Te amo.
                                                                                                         MaarquiitOs. "
¿Una semana en Canadá? Oh eso es perfecto. Últimamente me iba mejor en Canadá no lo niego... Pero no era lo mismo, allí no me comprendían aunque muchos lo intentaban... y aunque le tenía cariño a algunos más que a otros no los soportaba...
Cogí un folio y comencé a escribir.
" ¡Marcos! te extraño. A lo de venir a Canadá depende cuantos seáis podéis. De mi prima Nai no sé nada aún ya le diré que os escriba. Dile a Noemi que la quiero y besos para ti también. Cuídate guapo. "
La guardé en un sobre le puse un sello, miré el remitente y lo copié con exactitud. Luego guardé su carta y me dí cuenta de que había una foto, si si una foto...


jueves, 4 de agosto de 2011

Trece.



Volví a leer el remitente, no me lo podía creer... Era casi imposible que Marcos me hubiera escrito, después de casi un año sin hablar ahora... ¿había decidido acordarse de mi?
-¡ Ainhoa! Aligérate o llegáremos tarde a por Paula –– gritó Marta dentro del coche, esperándome sentada en el asiento del copiloto. Le eché una sonrisa y me giré, abrí corriendo la puerta y dejé el periódico y las cartas en la cocina, escondiendo la de Marcos entre las hojas del periódico.
Corrí hacía el coche y tropecé a dos pasos de el, menos mal que logré aguantar mi peso bien y llegué a sujetarme al coche a tiempo de no caer.
Abrí la puerta del piloto y arranqué, callada sin decir nada... Estaba más seria de lo habitual, noté como Marta fijaba la mirada en mi, le devolví la mirada y le sonreí, ella me estudió con los ojos dos segundos, se conformó y volvió a lo que ella diría que era "su mundo".
¿Qué me sucedía? No lo sabía, no estaba pensando en Marcos la verdad, pensaba en Mike más bien, Mike... dentro de dos días debía decirle si quería intentar algo con él y recordé que también le gustaba mi hermana.
- Marta, que harás...¿ Mike o Jack? –– pregunté, esta preguntaba significaba mi futuro, si ella decía que Jack, borraría de mi mente las palabras de Justin y me centraría en Mike. Si por el contrario, se decidía por Mike, pasaría de todos y seguiría como había hecho hasta entonces, con el recuerdo en mi mente de un chico al que conocí en la playa, que resultó ser famoso e intentó besarme.
- Creo que... Jack me esta demostrando que le gusto de verdad, pero ahora es Mike quien me atrae, creo que le diré a Jack que no lo puedo perdonar y saldré con Mike –– decidió mientras me dedicaba una sonrisa de oreja a oreja.
Asentí y sonreí un poco forzada, ¿por qué me sentía mal? No lo sabía, pero desde luego las palabras de Marta tranquilizaron una parte de mi que gritaban un "¡NO! No olvides a Justin Bieber".
Llegamos a casa de Paula, hice sonar el claxón. Ella salió por la puerta, sonrió mientras llegaba al coche, soltó una carcajada y se montó.
- Un cambio agradable –– dijo Paula deslumbrante.
- Ahora te llevamos nosotras –– comenté riendo.
- Marta... ¿Jack o Mike? –– Paula se puso seria.
- Mike –– afirmó Marta con una sonrisa media luna en la boca.
- Nada más llegar ve a hablar con él –– dije.
- ¿Y tú Ainhoa, Justin para cuándo? –– preguntó Paula riendo de nuevo.
- ¿Qué hablas? –– pregunté nerviosa–– ¡Qué solo me canto porque otros me eligieron! –– me apresuré a añadir.
- Pues en su twitter... –– comenzó a decir Marta mientras abría el portátil, que siempre llevaba encima.
- ¿Qué? –– pregunté acercándome a la pantalla. "Dulce princesa, loco estoy por su belleza". ¿Se suponía que eso lo había twitteado por mi? Claro que no, no decía nada de mi. Absolutamente nada.
- Estamos segura que va por ti –– afirmó Paula.
- Si, si... que me da igual, no me gusta es un pijo. Me da igual si le gusto o no, a mi el caso es que no me interesa tipos así, como él –– dije volviendo la vista a la carretera.
Ninguna volvió a hablar más pero observé un intercambio de miradas entre ambas, supe que estaban tramando algo.
Llegamos al instituto, Marta salió disparada a donde yo le había indicado que Mike estaría, esperándome.
Paula se quedó conmigo un rato más hasta que al fin tocó la sirena que daba comienzo las clases.
Entré en la clase de biología, me senté con Alex que estaba contentísima.
- Estoy con él, he seguido tu consejo y me declaré pero él ya tenía un regalo para mi... Decía que estaba apunto de pedirme... –– comentó Alex.
- Me alegro por ti –– sonreí y volví la vista a la pizarra, donde mi profesor escribía una lluvia de palabras.
Me llegó una nota, la abrí cuidadosamente sin que nadie se percatará.
Era de Mike. Decía que Marta y él habían empezado desde esta mañana y me agradecía mi ayuda. No dijo nada acerca de "no sé que es lo que siento" y me alegré.
Pero mi alegría no duró mucho, la más pija de todas las que habían en la clase, la que se creía importante, se levantó nada más tocar el timbre y se dirigió a mi mesa con un portátil entre sus manos.
- ¡Eh, chicos venid! –– gritó Susan y todos corrieron hasta mi mesa, haciendo un circulo a mi alrededor. Ella se colocó a mi lado y pusó un video en el youtube.
Todos sabían que yo no aguantaba ––antes, ahora no–– a Justin Bieber y que no quería escuchar hablar de él en clase, por eso Susan que tanto odio me tenía por haberme liado con un ex suyo y quitárselo, aprovechó aquel vídeo para dejarme por falsa delante de todos.
Era el video en el que Justin me cantaba One lees lonely girl, muy pegado a mi mientras yo le sonreí como una boba.
Me dio exactamente igual los comentarios que hicieron y me levanté como si nada, pero Susan me tocó y yo le escupí.
- Eres una falsa, mira tanto decir y ahora te encanta, ¿verdad? –– dijo Susan limpiándose el escupitajo que le eché en la camisa, no se atrevía a decirme nada más porque se rompería una uña seguro.
- Yo digo y hago lo que quiero. Si tanta envidia me tienes que te den por culo pija, puedes pudrirte si hace falta, que a mi no me la das –– dije mientras la empujaba con fuerza. Ella tropezó y cayó de culo, dejándose ver todas las bragas, rosas con una conejita en toda su parte.
Toda la clase comenzó a reírse de ella, la miré desde arriba con una sonrisa fugaz en los labios y salí fuera a esperar a que pasará Paula que había tenido cambio de clase en esta hora.
Se sentó tras de mi y en cuanto le contaron lo sucedido, se levanto y fue para Susan muy orgullosa de ser como era y le vaciló, Susan se levanto e iba a decirle algo, pero no iba a dejarla por lo que me levanté de mi asiento y me uní, nada más incorporarme al lado de Paula calló.
- Eh Bryan –– llame al ex de Susan, ella seguía por él, se suponía y él estaba por mi –– ¿Has visto con qué clase de tía saliste? –– pregunté dejándola por lo que era delante de todos.
Bryan se acercó a ella y le echó una mirada fría, de asco, de repugnancia.
- Si, de errores se aprende –– murmuró, se giró y se marchó de nuevo.
Susan se moría de la rabia, salió de la clase para marcharse a su casa. Según ella, le dolía la cabeza.
Yo y Alex comenzamos a reírnos, le conté todo lo que había pasado con Justin. Todo, sin comerme nada... Alex no contaba nada y sabía que me ayudaría.
Estaba pidiéndole consejo cuándo una mano acarició mi cintura e hizo que volteará hasta mirarlo a la cara, teniéndole frente a frente.
Él sonreía, miré para otro lado, alejándome de él.

jueves, 28 de julio de 2011

Doce.

- Esto es una broma, ¿verdad? –– le pregunté a Marta, ella se giró y me miró asustada.
- ¿Qué hace Nai en la tele? –– preguntó.
- ¡Y yo que sé!, súbele el volumen al máximo mientras busco el Iphone para llamarla –– contesté mientras subía a mi habitación a cogerlo.
Bajé corriendo y con tanta prisa de nuevo caí, rodando.. ¡como siempre me pasaba! Odiaba las escaleras.
- ¿Te has enterado de algo?––- pregunté sentándome en el filo del sofá.
- No de mucho, solo sé que está en Nueva Zelanda –– explicó.
Marqué el número de Nai y esperé a que me lo cogiera. 
******************
- ¿Ainhoa? –– escuché la voz de Nayara mientras la rodeaba un jaleo impresionante.
- ¿Qué haces en Nueva Zelanda? ¡Y por la tele! –– exclamé.
- Joder, tía que mi madre esta atontada. Me ha comprado el billete más barato y no era para Canadá, sino para Nueva Zelanda y ahora tu hermana Ane y Aitor vienen en camino, por que no hay más viajes a Canadá hasta dentro de tres días –– Dijo ella asustada.
- ¿Y no nos han podido avisar? –– pregunté, dándome cuenta de que tendría que cuidar a Marta estos días. 
- A mi me dijeron que te escribirían una nota .. no sé tía, es que ni siquiera sé donde anda mi maleta.. Te dejo que me siguen haciendo una entrevista primis, adiós te quiero –– colgó.
*******************
Me dirigí a la cocina y encontré una nota que  debía haber estado pegada al frigo, como no seguro que la había escrito Aitor.
- ¿Marta no has ido a la cocina en toda la tarde? –– le pregunté chillando mientras leía la nota.
- No, no tenía hambre –– contestó ella.
La lleve al salón, me senté en el sofá con ella y le tendí la nota a Marta, ella me miró extrañada y la comenzó a leer.
- Joder, tres días... –– masculló.
- Si, ya ves... – dije volviendo la vista al tele.
Nai salía graciosa, con dos coletas y su ropa de pija, hablando con todo aquel que se acercaba y le preguntaba.
Entonces vi su maleta y me quedé paralizada.
- Esta tía es tonta, te lo juro es tonta –– musité mirando la pantalla incrédula. Mi hermana Marta empezó a reírse en mi cara, a carcajada limpia.
¿Qué porqué Nai era tonta? Porque su maleta era la clásica que tenía una foto. Bueno pues ella tenía la foto que me había hecho hacía unas semanas en mi cumple con ella, vestidas con un vestido pijo iguales las dos, rosas palos y posando agarrándonos el pelo cada una, de espaldas la una a la otra y sacando la lengua.
Mi hermana Marta seguía riéndose sin cesar, una periodista le preguntó quién era la otra chiquilla de la foto, a lo que ella contesto con mis apellidos y todo. "Es mi prima Ainhoa Martinez Perez, ella es a la que iba a darle la sorpresa en Canadá, pero se ha chafado todo." Toma ahí mi prima, que todos sepan quién era Y-O.
- Tonta no, es anormal... ¿¡Tú te puedes creer que me haga esto a mi?! –– pregunté irónicamente a Marta.
Ella seguía y seguía riéndose, no paraba y a mi me tenía enferma.
Cogí el cojín que tenía tras de mi y se lo lancé a Marta en toda la cara, algo que casi hizo que cayera. Me reí de ella.
Marta me miró picada, cogió otro cojín y me lo tiró, pero esta vez fui yo la que tambaleó y acabé cayendo al suelo y ahí comenzó nuestra aventura de cojines.


Me puse la alarma dos horas antes de lo normal, ya que era miércoles y había instituto. Me levanté, me duché y saqué a Laly a pasear, a partir de ese día tenía que sacarla o se cagaría en mi habitación.
Mientras la paseaba por la playa, recordé a Justin Bieber,  mi primer encuentro con él y su dulce mirada... Pronto me lo quité del pensamiento y me puse a correr con Laly volviendo a casa.
Subí rápidamente, tropezándome un par de veces. Me cambié, poniéndome el uniforme y haciéndome dos colas ––menudas pintas llevaba––. Abrí la puerta de Marta con cuidado y cuando estuve lo suficientemente cerca de ella me tiré encima haciéndole cosquillas para despertarla.
- Para, para... por-or favor –– me suplicó Marta saltándose pequeñas lágrimas. Las risas inundaban la habitación.
- Vale, pero aligérate que hoy conduzco yo –– dije mordiéndome el labio inferior de felicidad.
- Qué puntual –– me felicitó por la hora que era, a esa hora exactamente Ane nos despertaba siempre con su habitual grito.
- Lo sé –– reí.
- ¡Y qué guapa! –– dijo sorprendida, lo hizo para joderme.
- Si, mucho más mona que tú. Losé, losé –– reí.
- ¡Ja! –– rió irónicamente, comenzó a cambiarse.
A ella hoy le tocaba E.Física por tanto no me copiaría, aunque en el instituto con uniforme... todas eramos iguales.
Bajamos corriendo, le dije a Marta que me esperará en el coche, mientras yo recogía el periódico y el correo.
Me acerqué al buzón, lo abrí y había una carta. ¿Para mi?
Le di la vuelta y vi el remitente.
- Increíble –– susurré y lo leí de nuevo, podría estar equivocada.

jueves, 21 de julio de 2011

Once.

Marta me miraba un poco incrédula. con una sonrisa amplía en la boca.
Asustada, volví a mirar a aquel señor. ¿Qué podría querer de mi un tío como aquel? Era tan grande y fuerte, que me daba miedo... Y encima no podía ir más colorido. ¡NOOO! él tenía que ir de negro entero. ¿Me querría matar quizás? Que viniera superman y me rescatará.
- Es un gualdaespalda de Justin –– me susurró Marta al oído –– te habrán elegido para que te cante!¡. ¡Dios que suerte!, tienes que ir... ¡No lo puedes dejar escapar! –– me empujo un poco más hacía el tío que tanto miedo me daba.
Tragué saliva y lo miré levantando mucho la cabeza, él me sonrió y me hizo seguirlo hasta estar a unos centímetros de la escalera izquierda, donde había otro tío grandísimo con gafas de sol, como si se fuera a quedar ciego de tanta luz. El tío primero le dijo algo y el segundo dejó espacio para que yo subiera.
Subí las escaleras con trabajo, me estaba quedando sin respiración... en el último escalón me quedé paralizada, muerta del miedo escénico. Estaba muy nerviosa, busqué con la mirada a Marta que saltaba y gritaba llena de alegría, algo rozó mi mano e hizo que me girará.
Justin estaba justo delante mía me tendía su mano, sujetando con la otra el micrófono, le miré asustada y al fin me decidí a tomarla. Él me miró sonriendo; yo me mordí el labio, Algo que hizo que él sonriera más dulce que jamás pudiera haber visto.
Miré al batería, este empezó a tocar. Demasiado lento quizás. 
Antes de que Justin empezará a cantar una fan gritó una fan "ONE LESS LONELY GIRL" -¡Madre mía! Pedazo torrente tenía la tía, emitió tal chillido que hizo que hasta el propio Justin se desconcertará y me mirará algo asustado.
Minutos después, por fin comenzó a cantar y de su mano me llevo a redondear el escenario, cantando dulcemente y acercándose mucho a mi, me sentó en una silla que acababan de colocar en el centro del escenario y me cantó chocando su frente con mi frente, su nariz con mi nariz... Note como mi corazón latía con violencia y perdía la cordura por momentos.
Terminó la canción y todavía estaba chocando conmigo, se separó, se mordió su labio inferior ––algo que me descontroló de nuevo–– y desapareció.
Me quedé paralizada sin saber que hacer, entonces apareció de nuevo con un gran ramo de rosas rojas y pude ver que entre ellas estaba mi cuaderno y un autógrafo. Me levanté de la silla las cogí y lo seguí hasta atrás del coro, me dejó sentada en otra silla, aunque esta vez nadie me veía pero yo si los veía a todos.
Cogí mi cuaderno pero cuando iba a leerlo vi que en las rosas había otra nota... Rápidamente la abrí y la leí. En mi cara apareció una sonrisa pícara, lo volví a ver cantando allí y me mordí el labio.
Respiré hondo, le eché una breve mirada a mi hermana Marta que estaba cantando con Paula la canción que Justin estaba cantando en ese mismo instante y volví a mirarlo a él cantaba deliciosamente.
Atendí a todas las canciones y sin darme cuenta, me gustaron todas. Algo extraño, supongo.
Terminó el concierto y un guardaespalda de él, me llevo a una especie de sala donde tenían un tele, unas sillas, un sofá, una mesa en la que coloqué las rosas y comí caramelos que había encima de ella en todo el centro.
Estuve sentada en el sofá, que era muy cómodo, por cierto. Y comí no sé, cientos de caramelos, estaban buenísimos.
La puerta se abrió, rápidamente me levanté y miré a Justin, que estaba apoyado en el pomo sonriendo pícaramente.
No dije nada y esperé a que él cerrará la puerta y se acercará más a mi.
Lo tenía enfrente mía, me agarró la mano dulcemente. Levanté mi mirada y la clavé en sus ojos. ¡Dios! menudos ojos.
- Compones unas canciones preciosas –– dijo. Y de repente, volví al mundo. Respiré hondo y miré mi cuaderno que seguía estando encima de la mesa.
- Me debes una disculpa –– espeté.
- ¿Por qué? He hecho que tu canción se haga famosa y además te las he devuelto. ¿No es cierto? 
- Si... Bueno da igual, perdonado. ¿Pero para que querías que viniera? –– pregunté, quizás demasiado inocente.
- Lo primero; quiero saber tu nombre. Tú ya sabes el mío –– habló acercándose aun más a mi, algo que hizo que los latidos de mi corazón aumentarán tanto que por poco salió de mi pecho.
- Ainhoa –– musité apartandome de él.
- Es tan bonito como tus ojos –– susurró, noté como el calor se acumulaba en mis mejillas.
Miré la hora para disimular un poco mi sonrojo y... ¡Oh! había pasado casi dos horas desde que terminó el concierto. Paula y Marta tenían que estar enfurecidas esperando mi regreso.
- Me tengo que ir, se hace tarde –– dije soltando su mano, y fui directa a recoger mis pertenencias.
- Espera, toma esto es para ti –– dijo ofreciéndome una caja –– es otro Ipod, pude recuperar tus canciones aunque no arreglarlo. Espero que te guste. ¡Ah! he añadido algunas cosillas más, espero que no te moleste mucho –– apresuró a decir.
- Gracias, la abriré en cuanto llegue a mi casa –– estiré la mano para coger la caja. Sus manos rozaron con mis manos, tuve que respirar hondo para no desmayarme allí mismo.
Él se acercó mucho más a mi, rozó mi cara con su mano suavemente. Estaba cada vez más y más cerca de mi, empezaba a sentirme muy nerviosa... ¿que me estaba pasando? Nunca me había sentido así. 
- Eh, bueno me voy –– me separé bruscamente de él.
- Ainhoa dejate llevar... me gustas y sé que te gusto... Sino no estarías tan nerviosa como lo estás ahora –– se acercó de nuevo.
- No es cierto, estoy nerviosa porque eres famoso, nada más. No siento nada por ti, odio a los pijos –– musité, me giré y comencé a andar hacía la puerta.
- Demuéstramelo, bésame, mírame y dime que no sientes nada –– me retó.
- No tengo porque demostrarte nada –– seguí caminando hacía la puerta.
- ¿A qué le temes? –– preguntó, agarrándome la mano, haciéndome girar en el último momento, cuando ya tenía una mano en el pomo. Levanté los ojos de nuevo y lo miré, un gran fallo por mi parte por que me quedé perdida de nuevo en su dulce mirada. Debía irme ya de ese lugar, alejarme de ese chico cuánto antes.
Dejé de mirarlo rápidamente y volví al pomo, lo abrí con algo de desesperación y eché a correr con todo en mis manos buscando una salida.
¿Justin me siguió? Si que lo hizo detrás de mi, corriendo muy rápido pero esta vez yo tenía más posibilidades de ganar que él, escuché como gritaba mi nombre pero no me paré, seguí corriendo y de reojo vi como tropezó con alguien y cayó al suelo .
Pronto divisé una puerta medio abierta de donde entraba un pequeño rayo de luz.
Salí empujando la puerta y está daba al aparcamiento. Corriendo busqué a Marta y a Paula, las encontré en lo último del aparcamiento apoyadas en nuestros coches.
Paré y seguí andando hasta llegar a ellas. 
Las dos intercambiaron una mirada de complicidad y me sonrieron, de oreja a oreja.
- ¿Qué a pasado? ¡cuenta, cuenta! –– gritaron ambas a la vez. Un ataque compartido.
- Nada, que me ha dado este autógrafo y las rosas. ¡Ah! y nos hemos hecho fotos –– les mentí a ambas –– Toma el autógrafo para ti, Marta –– le  tendí el autógrafo que tenía a mano. El cuaderno lo guardé entre las rosas y dentro de él se quedó guardada la nota.
Marta lo cogió y sonrió, agradecida supuse por el regalo.
Paula no pareció conforme con la explicación y me miró indecisa.
- ¿Solo eso? –– preguntó Paula.
- Si, nada más –– contesté con una sonrisa finjida.
Saqué las llaves del auto y me monté rápida, no quería encontrármelo de nuevo. ¿Era un pijo vale?
- Venga que me muero de hambre –– dije. Ambas se miraron una última vez y cada una subió al auto que le correspondía. Arranqué a tiempo para ver por el retrovisor como Justin saliá y me buscaba con la mirada, para no encontrarme.
Después de una hora conduciendo llegamos a casa, subí a mi habitación, me duché y abrí el regalo.
Era un Ipod lila, como el anterior pero más lujoso; tenía todas las canciones que tenía en el anterior añadiendo canciones grabadas por Justin cantando mis canciones a capella.
Debía de dejar de pensar en él, era famoso. Un pijo, me haría daño. Eso ya lo sabía.
Me dormí pero un chillido de Marta me despertó de mi cálido sueño.
Bajé las escaleras corriendo y la vi sentada en el sofá.
- ¿Qué pasa? –– pregunté desconcertada, entonces miré a la tele y observé la explicación de aquel grito y chillé yo también.

miércoles, 20 de julio de 2011

Diez.

Llegué y me senté de nuevo en la silla, pero esta vez sola porque nada más llegar se fueron Paula y Marta a cambiarse.
Estaba aburrida y mucho, esas niñas tardaban una eternidad en cambiarse y encima de todo no me habían dejado traerme los cascos del Iphone porque decían que tenía que escuchar a Justin Bieber cantar sus canciones favoritas sobre todo la de Commor denominador o algo así. dijo mi hermana Marta.
- Menoos mal.. –– dije cuándo vi que volvían de cambiarse. Que pijas son.. pensé.
- Es que a Marta se le había caído el pendiente y nos ha costado la misma vida encontrarlo –– se excusó Paula sonriente. Yo asentí y miré con cara de acusación a Marta que me sonrío pícara.
De repente se escucharon muchos chillidos y una chica de atrás de mi me empujo, algo que hizo que le metiera un codazo en la barriga y miré adelante corriendo.
Estaban abriendo las puertas y las fans estaban locas, mi hermana Marta me miró asustada y yo me preparé para meter ostias si hiciera falta. Nunca había ido a un concierto, bueno a los que hacían la banda de mis padres, pero esos no los contaba... Por lo que yo sabía, las fans de Justin Bieber eran todas unas locas que lloraban, chillaban y pegaban tirones de pelos. Yo no era fan del pijo ese pero si tenía que pegar tirones o dar puñetazos lo hacía; a mi y a mi hermana no nos tocaba ni DIOS.
Empezaron los empujones y por mi parte, los codazos. A una chiquilla le metí uno en un ojo y se le rompió el cristal de su gafa. Que no me hubiera empujado, pensé. 
Aquello se me daba muy bien, me sentía... Hubiera llegado a estar Nai allí y no sobrevive nadie, pensé recordándola.


Estábamos en un megacentro oscuro, cerrado, vacío y al completo de chicas... Habían muchas que llevaban pancartas, pero no había apenas alguna que fuera exagerada... Pero las chicas si lo eran, se escuchaban chillidos por todas partes, yo estaba a la defensiva aún, por si alguna se atrevía a tocarme.
Nos hallábamos en primera fila, en el centro cerca de unas de las escaleras que conducían al escenario, que estaba lleno de personas que iban de un lado a otro.
De repente un foco apareció en el medio del escenario y a su vez un montón de bailarines por  medio, las chavalas comenzaron a gritar aún más y más, alguna le estaba dando allí algo, mi hermana lloraba como una tonta y yo me reía a la vez que me asustaba de todas aquellas chifladas.
Una figura apareció debajo de aquel foco dando la espalda y yo miré para otro lado, exactamente para Paula que estaba mirando atónica, embobada y no bromeo, ni exagero cuando digo que se le escapó un poco de baba...
Empezó a cantar la canción aquella de baby y no pude contenerme, lo miré, se movía de un lado para otro saltando y sonriendo... Esa canción me gustaba, pero un poco... A mi lo que me interesaba era que se quedará quieto y poder mirar si esos eran los ojos del chico al que yo vi en la playa... podría tener mi cuaderno. Eso era por lo que había venido a ese concierto.
Terminó de cantar y empezó otra más y otra... Creo que cantó tres canciones seguidas sin apenas pararse.
Una voz femenina dijo que ahora tocaba un descanso de cinco minutos y a continuación tocaría una canción a capella nunca escuchada por él y de desconocido autor.
Yo no eché mucha cuenta y busqué en el bolso la botella de agua, me moría de sed.
De repente salió con una guitarra en sus brazos y se sentó en una silla en todo el medio del escenario. Me miró, creo que me miró a mi...y sonrió. No podía ser, habría sido a alguna de las locas de atrás que tenían una pancarta más grande que ellas mismas.
Marta chilló y en todo mi oído. La miré enfadada, me había gritado en el oído, ¿era tonta o se lo hacía?.
- ¡Aish nos ha sonreído! –– Le escuché decir, yo pasé de ella y esperé a que el pequeño saltamontes comenzará a cantar.
Era una canción preciosa y cuándo comencé a traducirla... Me era familiar... 
¡Joder, claro que me era familiar! Era una de las mías. Esa canción la había escrito el año anterioe para Marcos. Bueno no para él, pero era lo que yo sentía por su culpa... El maldito pijo me había plagiado una de mis canciones favoritas.
–– Dime la verdad, que piensas de esto ahora.
¿Sueñas conmigo o me dejaste ya en el olvido?
Esto no puede acabar aquí, dime que sigues por mi.
¿Sientes lo mismo que yo? ¿Vuelas a mi alrededor? ––
Terminó de cantar y me volvió a mirar, me había reconocido y esta vez sabía que me miraba a mi.
Yo lo miré con cara de asco y él sonrió.
Marta me movió, agitándome desesperada el brazo.
- ¿Por qué lo miras así? –– me preguntó sonriendo –– ¿escuchaste que canción tan dulce? –– claro que era dulce, era mía. 
Yo no le contesté y volví a buscarlo con la mirada, pero no estaba. Estaría cambiándose de ropa .
Miré a Paula, sonreía de oreja a oreja. Tenía unas ganas terribles de salir de aquel lugar, el puto cantante ese había leído mi diario... Todas mis canciones, seguramente. Ya mis sentimientos pasados estaban volando en las mentes de todos y aquella canción que canté antes de irme de vuelta a Canadá, antes de terminar las vacaciones en Madrid. Aquella canción que demostraba que Marcos me había hecho llorar estaba por todas las chicas que habían ido a ese estúpido concierto.
Estaba loca de rabia y me tuve que esforzar por contener un par de lágrimas que salían de mis ojos.
¿Quién se creía él para leer pertenencias de otras personas? ¿Por qué tenía que haberme dejado mi estúpido cuaderno en aquella estúpida playa!? Puf.
Noté como alguien me agarraba por la espalda, me dí la vuelta muy agitada y malhumorada.
Me quedé helada, callada, seria. No pude decir nada hasta que mi hermana Marta me empujó un poco.
Yo la miré e intenté decir algo, aunque no conseguí pronunciar nada.
- ¿Qué es lo que quiere? –– le pregunté a Marta refiriéndome a aquel tipo que tenía a mi lado, mirándome muy serio.

viernes, 24 de junio de 2011

Nueve.

Ahí estaban, Aitor y Ane, mirándome los dos, muy acalamerados por cierto... ¿Qué querrían ahora? pensé.
Me levanté del césped, me sacudí y me dirigí a ellos.
- ¿Qué pasa? –– pregunté.
- Vamos a ir a buscar muebles y eso, para la habitación de Nai, ¿nos acompañas? –– me preguntó Ane sonriente y agarrando la mano de Aitor.
- Paso, que vaya Marta que también sabe que le podría gustar a Nai, yo me quedaré aquí y luego saldré con mis amigos –– respondí desperazándome.
Aitor me miró fríamente, le devolví una mirada similar. Gilipollas, dije para mi misma.
Ellos se metieron de nuevo dentro de la casa y yo dí una vuelta por el jardín hasta llegar al columpio, donde me senté y comencé a valancearme silenciosamente.
A la hora más o menos de estar allí, escuché el auto de alguno salir, me levanté y me metí a la casa. No es que no quisiera saber nada de lo de Nayara porque yo era la que más quería que viniera, pero no me gusta ir a ninguna parte a la que fuera Aitor. Me senté en el sofá y me puse a ver la tele, más bien el telediario.
Salieron accidentes y más desgracias... y de repente aparecieron estrellas del pop. 
- Justin Bieber tiene todos sus conciertos al completo, el joven canadiense, que está de paso por su pueblo natal, esta semana ha vendido todas las entradas de su próximo concierto en menos de 3 horas, miles de fans locas esperan entusiasmadas escuchar su voz, que se hizo famoso a merito propio colgando con su madre canciones en Youtube hasta que se interesarón por él. Este joven tiene 16 años y millones de fans por el mundo, superando a muchos artistar mayores qye él y que llevan más años en la música –– puf... lo que necesitaba ahora era verlo...
- ¡DIOS! ¡quítalo, quítalo Ainhoa quita el tele! –– grité, no sé para qué coño, ya que no había nadie en casa. Cogí corriendo el mando del tele y la apagué, quedando todo en silencio.
Subí a mi cuarto, jugué con Laly, me conecté al msn, ya que llevaba desde el martes o el miércoles sin conectarme, y Nai estaría ansiosa de contarme que se estaba muriendo de nervios.
** Nai la lokkAh dice: Primaaaaa :D Tiaa debería ser yo la qe fuera a ver Justin Bieber no tú T_T 
** Ainhoa the crazy girl dice : Losé Nai... 
** Nai la lokkAh dice: Tia te pasa algo?
** Ainhoa the crazy girl dice: Llámame y te cuento.
Apagué el ordenador porque no tenía ni ganas de teclear y esperé a que mi móvil sonase.
- ¿Qué es lo que te ocurre Ainhoa? –– preguntó Nai desde Madrid.
- No sé, últimamente estoy así... –– respondí pensando que llevaba unos días en los que me costaba hacer todo.
- Venga, que pronto estaré contigo en Canadá, ¿sabes? Mi madre está terminando las últimas y para la semana que viene seguro que me manda. ¡Ah! y Marcos a preguntado por ti... –– me dijo picaronamente.
- Ah –– respondí un poco sosa, la verdad.
- Ainhoa... Marcos uhu... –– noté un tono de perspicacia en su voz al decir "Marcos".
- ¿Y qué te ha dicho? –– pregunté, aunque la verdad, no me interesaba nada.
- Ya sé que es lo que te ocurre... Hay otro, ya no estás por Marcos. ¿Quién es? Venga Ainhoa ¡cuenta, cuenta! –– dijo entusiasmada 
- ¿Qué? Anda ya, no hay nadie... No me gusta nadie, bueno te dejo que Mike me esta llamando para salir –– dije poniéndole escusa y colgué, era una mentira hoy no saldría con Mike, quería qedar con Alex e irme con ella a dar una vuelta por ahí, no sé a distraerme.
La llamé y quedé dos horas después con ella, dijo que me recogería, básicamente o me recogían o no podía salir, porque sin coche...
Me duché relajadamente, tenía tiempo de sobra para arreglarme, salí media hora después del baño, me ricé el pelo recogiendo el flequillo hacía atrás con unas orquillas, me puse unos pantalones cortos baqueros claros y un chaleco de manga corta lila, cogí mi gorra que me compré el viernes con Marta y me pusé unos botines abiertos lila. Iba de calle, no parecía una pija, no parecía nada, simplemente.
Bajé al salón, y hasta que llegó Alex estuve arreglando la casa.
Cuándo salí para subir a su coche la vi igualita que yo, muy simple. Habíamos quedado para ir a un parque y esa era la mejor opción de ropa con la que podríamos ir.
Ella me llevó a uno en el que dice que la llevaban de pequeña, era muy grande y verde, tenía muchos columpios, algo que me encantó.
Nos sentamos primero en un banco y hablamos durante más de media hora, después como niñas chicas empezamos a correr, a tirarnos y hacer burrerias.
Llegué a mi casa muerta de cansancio y sin cenar me acosté a dormir.


Un beso en la frente me despertó, era Marta sonriente y con Laly en brazos.
- Eh, no me e enterado del chillido de Ane –– dije cayendo en la  cuenta de que hoy era lunes, y eran las 12:36 de la mañana.
- Hoy no vamos al instituto, dentro de un rato vamos a donde el concierto para ser unas de las primeras mañana –– dijo, la miré con cara de no "flipes" , ella sonrió.
- ¿Qué, qué? Perdona, pero yo no quiero ser una de las primeras a mi eso me da igual –– dije enfadada, ¡coño! YO ¿para qué quiero hacer cola y pasarme la noche en la calle? ¿Estamos tontos o qué? Uff.
- Te espero abajo, Paula ha dicho que nos vemos en el spat a las 14:15. Ponte guapa y llévate una muda –– dijo Marta y salió de mi habitación llevándose a Laly con ella.
Me levanté sin muchas ganas y comencé a vestirme, yo no iría como una pija, paso vamos.
Me puse unos pantalones cortos baqueros ceñidos de color morado, un chaleco blanco de Smile y unas romanas blancas atadas. Me miré y sonreí, me gustaba ir completamente distinta a las demás y seguro qe nadie se pondría así para ir a un concierto.
Bajé y Marta me miró desagradablemente, me encanta hacerle chinchar. No dijo nada.
Subimos al coche, que hoy conduciría, y la llevé al spart dondé vimos a Paula sonriente y muy muy pija, como mi hermana Marta, igualitas.
Intenté no reírme, pero no pude contenerme durante mucho tiempo y me reí en la cara de ambas.
- Payasas –– dije picándolas.
- Pues seguro que nos mira antes que a ti –– dijo Marta picada.
- No me hace falta que me mire un pijo –– respondí sonriente.
Llegamos y ya había al menos 15 niñas haciendo cola.
Por dios, son unas exageradas...
Pasé una noche horrible sentada en una silla alcochada y apenas pude dormir, por la mañana me cambié de ropa, poniéndome un poco más formal pero seguía sencilla.
Unos pitillos grises con algunas ralladuras blancas, un chaleco blanco de tirantas con una blusa celeste mar muy, muy clara por encima que era como caída por los hombros y atada en un lado de la cintura.