miércoles, 9 de febrero de 2011

Cinco.

No encontré a nadie.
- Emms... ¿esto es un chiste? -- Pregunté en voz alta, pero nadie me respondió.
Me estaba empezando a asustar de verdad, ¿dondé estaban? Subí de nuevo, esta vez a las habitaciones pero también me las encontré vacías.
- ¡Ainhoa! -- Escuché otra vez a mi hermana Ane gritar.
Esta vez corrí todo lo que pude para encontrarla, pero con tanta prisa tropecé y caí a mitad de las escaleras, rodando y dándome fuerte en la cabeza.
Me levanté mareada y mire desesperada pero no había nada, absolutamente nada.
Me senté en la última escalera y apoyé mi cabeza sobre las manos, intentando pensar con claridad que era lo que me estaba sucediendo... ¿Me estaba volviendo majareta?
 Entonces escuché una risa burlona, era la risa de Marta sin duda alguna. Me levanté con rapidez y salí al jardín.
- ¡Por fin sales! -- Chilló Marta, aún no la había visto pues acababa de abrir la puerta trasera y aun me encontraba mirando el pomo de la puerta que se había qedado entre mis manos.
Levanté la mirada y las ví alli contentas las dos, tan sonrientes como siempre habían sido antes de todo.
Habían sacado la mesa y estaban haciendo una barbacoa, pero me quedé mirando una caja grande que había con un lazo lila.
- ¿Qué es eso? -- Le pregunté a Ane mirando la caja, era realmente grande... ¿cuántas cosas podrían caber dentro de una caja tan magestuosa?. Ane me miró con una sonrisa pícara y hizo un gesto con la mano en señal de que Marta fuera hacía ella.
- Es principalmente para tí Ainhoa, pero también es para Marta. Abridlo, corred. -- Me respondió Ane.
Yo miré a Marta y la agarré de la mano para aligerarla a abrir la caja, no costó nada. Ya qe lo único que teníamos que hacer era levantar la tapa.
- ¡Oh! -- Gritó Marta dejando que un par de lágrimas calleran por sus mejillas.
- Es peqeño... -- Dije yo cogiendolo en brazos...
¿Qué que era? Un precioso perrito marrón claro, de ojos negros como el carbón y tan pueqeño que pareciera un peluche lleno de pelos.
- Es un chau-chau. -- Dijo mi hermana Ane sonriendo & acariciándolo.
- ¿Qué es hembra o macho? - Preguntó Marta mirando desconcertada.
- Es hembra, mira. -- Le dije señalando sus pequeños pezones.
- ¿Qué nombre le pondreís? -- Preguntó Ane.
Mi hermana Marta y yo nos miramos confusas. 
- Ummm... ¿que tal si la llamamos... -- Empezó a decir Marta, pero yo no la dejé acabar.
- ¡Laly! -- Grité yo contenta.
- ¿Laly? -- Me preguntó Marta un tanto extrañada.
- ¡Si, como la perra qye tenía antes la vecina! ¿Te acuerdas? Aquella tan blanquita, la de Madrid -- Le dije recordando aquel perro grande blanco y mágico, era una perra muy elegante y a mi me encantaba de pequeña subirme a su lomo y pasear aunque se cansaba y me tiraba... Pero era especial, supongo.
- ¡Si, me encanta, me encanta y me encanta! -- Gritó Marta entusiasmada.
- Bueno pues decidido, damos la bienvenida familiar a Laly, la hermana más joven -- Dijo Ane sonriente, si si como habeís odio hermana. ¿El por qué? Porque la tratariamos como tal.
Comimos unas hamburguesas y decidimos en que cuarto dormiría la pequeña Laly, ¿qué en cual? ¡En la mía! Si. Oficialmente yo era su máxima cuidadora y tenía que domesticarla. Ane subió una cama peqeña de mascotas a mi cuarto y la colocó en una de las esquinas de mi habitación. Marta no estaba muy conforme con todo aquello pero alfinal se calló y no se quejó más en toda la tarde.
Llegó la hora de la cena y yo me quedé arriba en mi habitación con Laly, cogí mi Iphone para escuchar un rato música y sin qererlo pensé en el chico de la playa... Estaba obsesionada, quería saber a toda costa si era o no el Justin Bieber ese... Dios! ¿pero por qué? ¿Qué más me daba? Nunca más lo volvería a ver... Y fuera o no Justincito ese, me debería de importar un rabano. Ese no merecía la pena.
Me sentía nosé como si necesitara saberlo, era como si mi alma me lo pidiera a gritos... ¡Estúpida alma!
Me acosté en la cama y escuché a Laly llorar desde la suya. Me levanté rápidamente y la cogí antes de que despertara a nadie más con tanto llanto de cachorro.
Me metí de nuevo en la cama, pero con Laly a mi lado... Pase la noche mirandola y atendiendo a no aplastarla ya que yo me movía mucho en sueños...
- Ainhoa, Marta aligeraoos! -- Gritó Ane despertandonos, como cada mañana una vez más.
- Vooy -- Gritó Marta desde su habitación, nada más vestirme ví como entraba en mi habitación y se ponía a juguetear con la pequeña cachorro, haciéndole cosquillas y demás.
Nos dirigimos a casa de Paula, y desde allí fuimos al instituto como cada mañana, escuché algo de su conversación, hablaban de que mañana, viernes, le diría Marta a Ane que la dejara ir al concierto. Ya qe mañana llegaba Aitor y sería más "fácil de convercer"
Yo como siempre me puse a escuchar música y a pasar de ellas.
La mañana en el instituto transcurrió tranquila, solo tenía un final de música, en el que o cantabas o tocabas el piano. Yo opte por tocar el piano, no cantaría delante de nadie... simplemente la voz se me escapaba y no se escuchaba nada de mí...
Después del instituto llegué a mi casa muerta, no almocé nada y me acosté a dormir...
A la hora de la cena un lametazo en la mejilla me despertó.
Laly me miraba contentísima, moviendo su rabo rápidamente.
La cogí en brazos y la bajé a la cocina buscando su pienso... Se lo eché en un lindo bol rosa y en otro blanco le heché una leche fría.
Cené tres piezas de pizza y la demás la dejé en la mesa, por si alguien la qerría para cenar, o nosé... Pero yo no me la comería, estaba claro.
Me acosté a dormir una vez más y obviamente cogí a Laly para dormir a mi lado como en la noche anterior.
Me dormí profundamente y soñé. Soñé que volvía a estar en la playa y allí estaba el chico de ojos marrones y flequillo rubio... Volví a vivir el momento en el que me tiró mi Ipod y yo le miraba a sus ojos. Deseaba tanto reencontrarme con él en el fondo, que hasta en mis sueños lo veía. Odio esto, de verdad que lo odio...
Me despertó el típico grito de Ane y la respuesta de Marta.
Me tendí de los pelos para relajarme de la situación en la que me encontraba y me vestí rápidamente. Marta volvió a entrar en mi habitación para juguetear una vez más con Laly y me miró un tanto preocupada.
- Eh, Marta qe te ocurre... ¿a qué viene esa cara? -- le pregunté extrañada, era muy díficil aquello de no ver una sonrisa amplia en la cara de mi hermana Marta por las mañanas. Ella siempre decía; " un día nuevo para vivir una nueva y gran experiencia " Marta era una chica muy optimista, por desgracia yo no lo era tanto y en mi siempre se veía una boca seria y rasgos de estar pensando en el día que pasaría.
- Venga Marta... -- Le dije agitándola del brazo para que me contestará de una buena vez a mi pregunta.

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