jueves, 28 de julio de 2011

Doce.

- Esto es una broma, ¿verdad? –– le pregunté a Marta, ella se giró y me miró asustada.
- ¿Qué hace Nai en la tele? –– preguntó.
- ¡Y yo que sé!, súbele el volumen al máximo mientras busco el Iphone para llamarla –– contesté mientras subía a mi habitación a cogerlo.
Bajé corriendo y con tanta prisa de nuevo caí, rodando.. ¡como siempre me pasaba! Odiaba las escaleras.
- ¿Te has enterado de algo?––- pregunté sentándome en el filo del sofá.
- No de mucho, solo sé que está en Nueva Zelanda –– explicó.
Marqué el número de Nai y esperé a que me lo cogiera. 
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- ¿Ainhoa? –– escuché la voz de Nayara mientras la rodeaba un jaleo impresionante.
- ¿Qué haces en Nueva Zelanda? ¡Y por la tele! –– exclamé.
- Joder, tía que mi madre esta atontada. Me ha comprado el billete más barato y no era para Canadá, sino para Nueva Zelanda y ahora tu hermana Ane y Aitor vienen en camino, por que no hay más viajes a Canadá hasta dentro de tres días –– Dijo ella asustada.
- ¿Y no nos han podido avisar? –– pregunté, dándome cuenta de que tendría que cuidar a Marta estos días. 
- A mi me dijeron que te escribirían una nota .. no sé tía, es que ni siquiera sé donde anda mi maleta.. Te dejo que me siguen haciendo una entrevista primis, adiós te quiero –– colgó.
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Me dirigí a la cocina y encontré una nota que  debía haber estado pegada al frigo, como no seguro que la había escrito Aitor.
- ¿Marta no has ido a la cocina en toda la tarde? –– le pregunté chillando mientras leía la nota.
- No, no tenía hambre –– contestó ella.
La lleve al salón, me senté en el sofá con ella y le tendí la nota a Marta, ella me miró extrañada y la comenzó a leer.
- Joder, tres días... –– masculló.
- Si, ya ves... – dije volviendo la vista al tele.
Nai salía graciosa, con dos coletas y su ropa de pija, hablando con todo aquel que se acercaba y le preguntaba.
Entonces vi su maleta y me quedé paralizada.
- Esta tía es tonta, te lo juro es tonta –– musité mirando la pantalla incrédula. Mi hermana Marta empezó a reírse en mi cara, a carcajada limpia.
¿Qué porqué Nai era tonta? Porque su maleta era la clásica que tenía una foto. Bueno pues ella tenía la foto que me había hecho hacía unas semanas en mi cumple con ella, vestidas con un vestido pijo iguales las dos, rosas palos y posando agarrándonos el pelo cada una, de espaldas la una a la otra y sacando la lengua.
Mi hermana Marta seguía riéndose sin cesar, una periodista le preguntó quién era la otra chiquilla de la foto, a lo que ella contesto con mis apellidos y todo. "Es mi prima Ainhoa Martinez Perez, ella es a la que iba a darle la sorpresa en Canadá, pero se ha chafado todo." Toma ahí mi prima, que todos sepan quién era Y-O.
- Tonta no, es anormal... ¿¡Tú te puedes creer que me haga esto a mi?! –– pregunté irónicamente a Marta.
Ella seguía y seguía riéndose, no paraba y a mi me tenía enferma.
Cogí el cojín que tenía tras de mi y se lo lancé a Marta en toda la cara, algo que casi hizo que cayera. Me reí de ella.
Marta me miró picada, cogió otro cojín y me lo tiró, pero esta vez fui yo la que tambaleó y acabé cayendo al suelo y ahí comenzó nuestra aventura de cojines.


Me puse la alarma dos horas antes de lo normal, ya que era miércoles y había instituto. Me levanté, me duché y saqué a Laly a pasear, a partir de ese día tenía que sacarla o se cagaría en mi habitación.
Mientras la paseaba por la playa, recordé a Justin Bieber,  mi primer encuentro con él y su dulce mirada... Pronto me lo quité del pensamiento y me puse a correr con Laly volviendo a casa.
Subí rápidamente, tropezándome un par de veces. Me cambié, poniéndome el uniforme y haciéndome dos colas ––menudas pintas llevaba––. Abrí la puerta de Marta con cuidado y cuando estuve lo suficientemente cerca de ella me tiré encima haciéndole cosquillas para despertarla.
- Para, para... por-or favor –– me suplicó Marta saltándose pequeñas lágrimas. Las risas inundaban la habitación.
- Vale, pero aligérate que hoy conduzco yo –– dije mordiéndome el labio inferior de felicidad.
- Qué puntual –– me felicitó por la hora que era, a esa hora exactamente Ane nos despertaba siempre con su habitual grito.
- Lo sé –– reí.
- ¡Y qué guapa! –– dijo sorprendida, lo hizo para joderme.
- Si, mucho más mona que tú. Losé, losé –– reí.
- ¡Ja! –– rió irónicamente, comenzó a cambiarse.
A ella hoy le tocaba E.Física por tanto no me copiaría, aunque en el instituto con uniforme... todas eramos iguales.
Bajamos corriendo, le dije a Marta que me esperará en el coche, mientras yo recogía el periódico y el correo.
Me acerqué al buzón, lo abrí y había una carta. ¿Para mi?
Le di la vuelta y vi el remitente.
- Increíble –– susurré y lo leí de nuevo, podría estar equivocada.

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